Junio 9, 2025

De vez en cuando, en nuestro país, surge un grupo de personas que sostienen que ciertas leyes forman parte de una agenda valórica o de un capricho político de un grupo en particular. Sin embargo, en realidad, estas leyes se diseñan con el espíritu de promover libertades civiles, aspectos sanitarios y, sobre todo, educativos. Así como los talibanes afganos fueron entrenados por los estadounidenses sin saber que se volverían en su contra, los ciudadanos han votado por parlamentarios que sienten el pleno derecho de limitar libertades y discriminar en base a sus propias creencias. En Chile, existen fundamentalistas radicales que intentan imponer su forma de ver el mundo a toda la sociedad, incluso a costa de persecuciones y humillaciones. 

Haciendo un repaso de los últimos 33 años de funcionamiento del congreso, nuestros talibanes se han opuesto a leyes que en el mundo occidental existen hace décadas.

Recordemos algunas frases célebres de dichos proyectos que siempre dejan marcada en nuestra prensa criolla.

Durante la discusión sobre la ley de Nueva Filiación, aprobada en septiembre de 1998, nuestros fundamentalistas locales estaban más preocupados por preservar las imágenes del matrimonio y, sobre todo, del patrimonio. Por ejemplo, el senador RN Francisco Prat sostuvo en ese entonces: “Cuando un hijo concebido fuera del matrimonio tiene los mismos derechos sucesorios que los hijos concebidos dentro del matrimonio, se debilita la institución del matrimonio por una cuestión de justicia”. O el mismísimo Hernán Larraín de la UDI, afirmó: “No estamos frente a un problema de igualdad, sino ante uno más profundo y complejo: qué concepto de familia como institución social y, aún más, qué realidad antropológica del ser humano se recogerán y reflejarán en los textos legales”.

Un año después, durante la discusión de la modificación del Código Penal sobre la despenalización de la sodomía, no faltó el elocuente Iván Moreira, quien nos decía a los chilenos que esto podría ser “el inicio de una serie de propuestas que, sin duda, socavan los valores sociales y atentan contra la familia y el bien común”. Para ellos, la dignidad humana y afectiva quedaban por debajo de los valores que ellos legítimamente profesaban.

Sin embargo, estas frases, características de un grupo en Chile, no se limitaron solo al parlamento. Muchos niños y jóvenes de los 90 presenciamos comentarios similares de sacerdotes y otras autoridades de la República en la televisión abierta.

El Cardenal Medina era un reconocido talibán por frases como “la homosexualidad es una disfunción orgánica como la diabetes” o “Yo compararía la homosexualidad con un niño que nace sin un brazo”. Estas palabras, como “desviado” o “problema”, reflejaban la constante discriminación que sufrían los homosexuales, no solo en la vida cotidiana, sino también por parte de autoridades religiosas y parlamentarias, cuyas declaraciones eran transmitidas en todos los medios de comunicación disponibles.

En la discusión sobre la ley del Divorcio, el presidente de la Corte Suprema en 1995, Servando Jordán, dijo: “Lo que pasa es que las mujeres desde que trabajan se van a la hora de almuerzo a los moteles con los compañeros de trabajo…” en pleno contexto de la ley, la cual tardó 10 años en ser aprobada. Incluso el difunto Papa Juan Pablo II fue citado por un parlamentario de la época para frenar el proyecto de ley, diciendo: “No os dejéis invadir por el contagioso cáncer del divorcio que destroza la familia, esteriliza el amor y destruye la acción educativa de los padres”.

En el caso de la Ley de Acuerdo de Unión Civil, el diputado DC Jorge Sabag afirmó: “Este es un proyecto cuyos fundamentos son errados, pues institucionaliza las relaciones transitorias (…) y termina afectando al matrimonio y a los niños”. Y cuando se legisló sobre el matrimonio igualitario, Alejandra Bravo de Chile Vamos afirmó: “Quizás esa unión que ellos esperan que se llame matrimonio puede tener otro nombre. Podrían llamarse ‘homomomios’ o qué sé yo”. Comparó las leyes de derechos civiles con posibilidades que podrían ser totalitarias.

En cuanto a la despenalización de la interrupción del embarazo en las tres causales, Gustavo Hasbún de la UDI afirmó: “es la antesala a la legalización de la eugenesia. Y legalizar la eugenesia significa que se acabó la Teletón, se acabaron los niños con discapacidad”.

¿Y en educación?

En 1996, el gobierno de la época intentó llevar a cabo las Jornadas de Conversación sobre Afectividad y Sexualidad (JOCAS), pero debido a la instrumentalización por parte de El Mercurio y los medios de comunicación masiva, la Iglesia y parte del parlamento (cuya composición en ese momento todavía era en parte designada) ejercieron presión para que estas acciones educativas no se llevaran a cabo. En ese año se registraron 40,000 embarazos adolescentes, además de un considerable aumento de casos de VIH, con 60 casos de jóvenes semanalmente y 15,000 abortos clandestinos, según las ONGs relacionadas con el tema.

Un año después, en 1997, los canales Magnavisión (actual Mega), Canal 13 y UCV TV se negaron a transmitir la campaña de prevención del SIDA creada por el Ministerio de Salud. Como hemos visto, nuestros talibanes no son solo fundamentalistas, sino que también tienen poder.

En pleno 2023, resulta que nuestros talibanes aparecieron escandalizados por un documento llamado “Guía sobre Sexualidad y Afectividad” que se creó hace 6 años por parte del Mineduc. Este trabajo fue realizado por especialistas y bajo la normativa existente, con el propósito de que los establecimientos que reciben financiamiento estatal puedan implementar un programa sobre estos temas en las escuelas y liceos. Las diputadas del Partido Social Cristiano, Francesca Muñoz y Sara Concha, expresaron su descontento. Esta última afirmó que “todas las pruebas y antecedentes necesarios, testimonios de padres y apoderados, han quedado fuera de una discusión importante acerca de una agenda ideológica que se está instalando en los colegios”.

No contentos con esta falacia argumentativa, ya que se podría decir que la negativa de estas diputadas de abordar temas de salud, bienestar y educación por sí mismos ya es ideológica por parte de ellas, las bancadas de la UDI, RN y Republicanos amenazaron con interpelar al ministro Marco Ávila. Sergio Bobadilla de la UDI, se atrevió a decir “No compartimos en absoluto que la educación sexual sea la prioridad de este ministerio. Entendemos la inclinación sexual que puede tener el ministro, pero lo que no entendemos es que la ponga como prioridad en los temas educacionales de nuestro país”.

La educación sexual, afectividad y género están relacionadas con temas integrales que abarcan distintas disciplinas en los ámbitos de la educación y la salud. La afirmación fundamentalista radical de “a mis hijos los educo yo” es simplemente una autopercepción sobrevalorada de sus propios conocimientos. La escuela es un espacio de mediación donde trabajan profesionales, los cuales, pueden detectar y prevenir elementos como abusos, violencia en el pololeo, información errónea de salud, entre otras materias.

Esperamos que nuestros talibanes dejen de hablar desde sus propias visiones doctrinarias y confesionales para legislar, y que nos centremos en serio en las libertades civiles, la educación integral, la salud y el bienestar, que deberían ser el enfoque de un parlamento que avanza en estos temas como un tanque afgano que durante 30 años ha sido rudimentario y básico, pero que causa daño en su camino.

Es hora de avanzar en educación sexual, afectividad y género sin visiones dogmáticas y, sobre todo, fundamentadas desde los campos de la ciencia. Esto ayudará a las futuras generaciones a desarrollar habilidades responsables y amorosas, muy distintas a las que algunos adultos en el parlamento poseen.

2 thoughts on “Nuestros Talibanes

  1. Concuerdo absolutamente con sus dichos, es lamentable como ciertos sectores que se dicen conservadores pero en realidad no lo son tanto , se opongan a toda innovación social y jurídica sea o no en beneficio de la gente o su familia.Ese slogan de a mi hijo lo educó yo,ciertamente es un peligro Dado, el nivel de ignorancia de muchos padres y madres demostrado en las publicaciones y resultados de elecciones recientes en nuestro país, lo más triste de esto no es la derecha y su grupito que habla desde su privilegio, sino que la masa que los sigue como rebaño mal conducido.

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