Septiembre 20, 2024

Además de fomentar la educación sobre derechos humanos e institucionalizar planteamientos de los movimientos sociales y la Academia, son algunos mecanismos que propone para frenar el creciente negacionismo ante los crímenes de la dictadura, que se ha observado en la sociedad chilena en los últimos años.

El historiador de la Universidad Austral (UACh) Robinson Silva fue uno de los expositores del Seminario “50 años del Golpe de Estado: promoviendo los derechos humanos y apoyo a la salud mental”, organizado por la Agrupación de Beneficiarios del programa PRAIS, Proyecto financiado con subvención otorgada por el Gobierno Regional de los Ríos, 2023. Tras este encuentro hablamos con él sobre el auge de la ultraderecha y otros temas.

¿Cómo ve que la imagen positiva hacia la dictadura haya alcanzado sus máximos históricos?

En el desarrollo de la transición la gente ha ido cambiando sus opiniones respecto a la dictadura, lo que pasa también respecto a las expectativas que se esperaban del proceso democrático, lo que no se ha cumplido del todo.

Pero eso se ha venido dando en el tiempo, porque el expresidente Piñera declaró que voto por el No y habló hasta de cómplices pasivos.

Recordemos que cuando Pinochet perdió el plebiscito tuvo un 40%, que no es despreciable. Cuando se conocieron los atropellos a los derechos humanos y la corrupción, la derecha fue disfrazando su apoyo a la dictadura, identificándose como derecha liberal. Pero cuando eso paso regresó a la idea de la derecha autoritaria, que vemos en Argentina, Ecuador y otros países del continente.

Ahora que vimos los resultados de las elecciones europeas con un alza de la ultraderecha, vemos que allá tratan de esconder su identificación con el nazismo y el fascismo, mientras en América Latina hablan abiertamente de gobiernos militares, no dictaduras.

Es interesante observar eso. En países como Alemania el negacionismo fue cercado por la misma legislación. Allá no se pueden hacer referencias públicas al nazismo, pero en toda Europa hay un rebrote de estas tendencias; Giorgia Meloni en Italia es el ejemplo más recurrente. Por ende, hay sustratos que no se ven, pero a veces se dan las condiciones para que aparezcan movimientos ultranacionalistas y fascistas. Aunque no todos son iguales, la ultraderecha es mucho más compleja que verlos como herederos del nazismo. Incluso en Chile hay sectores más extremistas que el Partido Republicano.

Como persona de la Academia, ¿cómo cree que se podría combatir el negacionismo entre la población?

Lamentablemente en Chile no pudimos avanzar contra el negacionismo. Fracasaron los intentos para detenerlo por ley; lo que era una posibilidad. Tampoco se avanzó en educación en derechos humanos. Durante mucho tiempo se discutía si hablar de régimen militar o dictadura, lo que denotaba nuestro atraso. La Academia y los movimientos sociales de derechos humanos tienen muchas ideas que no han sido institucionalizados, porque el Estado los reconoce como un problema, lo que se ha dado en los sucesivos gobiernos.

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