Septiembre 20, 2024

Todos los jueves al mediodía, frente al Palacio del Gobierno, se congrega un grupo de profesoras jubiladas, en su mayoría mujeres ancianas, que con una vitalidad y disciplina ejemplares corean el canto: “Ce, hache, I…¡Profesoras jubiladas de Chile! ¡Y la deuda que la paguen! ¡Ahora ya!”. 17 años que llevan exigiendo de esta forma la solución a la Deuda Histórica.

Este año, en el que se conmemoran los 50 años del Golpe de Estado, se hace urgente resolver la nefasta herencia del “estadista” Pinochet, como afirmó el consejero constitucional Luis Silva, quien entre sus “logros del régimen” fue desmantelar el progreso de la educación pública, que había sido un avance cultural significativo en el país durante el siglo XX. Hace 42 años comenzó la municipalización de la educación, transfiriendo la prestación del servicio educativo a las localidades, las cuales cuentan con diferentes fuentes de financiamiento y además eran dirigidos por alcaldes designados. En ese mismo año de 1981, se promulgó el Decreto de Ley 3551, que en su artículo 40°, estableció un reajuste del sueldo base para los empleados públicos, incluyendo a los profesores. Sin embargo, al ser transferidos a las municipalidades, perdieron su estatus de funcionarios del Estado y quedaron sujetos al Código del Trabajo. Los alcaldes designados negaron el reajuste, generando así la Deuda Histórica que el Estado de Chile contrajo con más de 80.000 docentes.

Durante la década de los años 80, el modelo neoliberal solo benefició a un grupo muy específico de la sociedad, mientras que la gran masa trabajadora experimentó momentos difíciles, y entre los profesionales, los docentes fueron el grupo más empobrecido en ese periodo. Esta situación afectó el patrimonio y a las familias de los docentes, como también el bajo interés de las nuevas generaciones de estudiar pedagogía.

Es una vergüenza que ningún gobierno democrático hasta la fecha haya dado solución a esta deuda, que incluso ha sido reconocida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas (OIT). Actualmente, el presidente de la República Gabriel Boric, tanto en su programa de gobierno como en su discurso presidencial, ha expresado su intención de resolver la Deuda Histórica. El 1 de junio afirmó: “No podemos avanzar hacia el futuro sin reconocer las deudas del pasado”. Sin embargo, condicionó su cumplimiento a que “el Estado de Chile no cuenta actualmente con los recursos suficientes para hacer frente a esta reparación, por lo que necesitamos una Reforma Tributaria. En caso de aprobarse, presentaremos de inmediato un proyecto para cumplir con este compromiso. Invito a todos los presentes a formar parte de este noble y necesario gesto de reparación”.

Dar respuesta al compromiso de campaña, entonces, depende de una Reforma Tributaria. No obstante, esta posición es criticable en el sentido de que la solución propuesta aún no es conocida por los docentes afectados. En este contexto, el gobierno y sus adherentes deben entender que no hay tiempo de espera, que la paciencia del magisterio ya se ha agotado y que el trato sin vínculo social pesa como un traje de plomo sobre el estadista. El ejecutivo está convocado a mostrar mayor velocidad, creatividad y honestidad en la respuesta. No es justo que se siga esperando.

Por su parte, el parlamento, especialmente la oposición, debe estar a la altura histórica de su cargo y aprobar una reforma tributaria. El eventual rechazo a una reforma que busca recaudar mayor financiamiento para políticas públicas no es un revés para el gobierno de turno, sino es esencialmente un golpe a la sociedad civil, que necesita beneficiarse de las riquezas que el país produce. Las arcas fiscales son débiles y la política de elusión y evasión de impuestos por parte de nuestra clase empresarial solo genera una bomba de tiempo ante tanta injusticia y desigualdad.

El gobierno y el parlamento tienen el deber de llevar el patriotismo, que muchos usan como símbolos y palabras, a la acción, atreviéndose a colocarse en la categoría de estadistas para el Chile que mira hacia los próximos 50 años, habiendo resuelto las torpezas del pasado. En estos momentos, la historia está escribiendo las páginas en las que serán juzgados como representantes del Estado y de la República.

Ya han fallecido más de 25.000 profesores y profesoras esperando el pago de la Deuda que Chile tiene con ellos. Es hora de dar una solución a quienes formaron los cimientos de este país en el que todos convivimos. Es tiempo de un gran acuerdo nacional en beneficio de nuestros maestros y maestras.

*En memoria de la profesora Bery de la Fuente, exdirigenta del departamento de profesores jubilados, fallecida en mayo de 2023 mientras esperaba la solución a la Deuda Histórica, y en honor a todas las familias de docentes que han visto truncadas sus esperanzas de obtener justicia durante décadas.

 

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