Septiembre 20, 2024

La vida transparente 

Con respecto al fenómeno pandémico a raíz del Coronavirus, la Región de Los Ríos tiene mucho que decir.

Para poder comprender el efecto que ha causado la pandemia en la salud mental y la salud general de quienes habitan este territorio, es necesario comprender previamente cuál era el estilo de vida habitual de sus habitantes.

La Región de Los Ríos se caracterizaba por poseer un estilo de vida conectado con la naturaleza y el ambiente, lo que ha sido destacada en distintos rankings a nivel nacional y mundial. Vivir en un entorno así implica estar constantemente relacionado con un ecosistema que nos invita a participar y habitar nuestra ciudad, nuestros campos, bosques, ríos, lagos y montañas.

Por ello hemos vivido durante muchos años en relación a grandes espacios, en medio de la naturaleza que nos invita a contemplar y a cuidar la flora y la fauna local. Además de entender que todo lo viviente está conectado.

Es así como cada uno de quienes habitamos este territorio, durante sus momentos de estrés tiene la posibilidad de recorrer un parque, cuando necesita respirar puede pasear por una arboleda o durante el período de vacaciones visitar una playa o la rivera de un río, ir a nuestro trabajo previa revisión del pronóstico del tiempo para saber si llevar o no un paraguas. Nuestros niños estaban acostumbrados a jugar en el patio con bichos, pasto o tierra, o simplemente visitar a su amiguito de enfrente con quien pasó la tarde en el colegio, para poder conversar acerca de los últimos videojuegos de moda. Todo este tipo de actividades simplemente la vivíamos sin poner atención en ello.

La vida era transparente, y la transparencia en nuestra región era única.

Las primeras noticias 

Sin embargo, a principios del año 2020, comenzamos a recibir las primeras noticias por los medios de comunicación masivos de que un nuevo tipo de Coronavirus amenazaba con llegar al país.

Quizás hasta bromas se hicieron sobre la posibilidad de que esto llegase a nuestras tierras. Pero, el hasta ese entonces Ministro de Salud Jaime Mañalich, nos aseguraba que se iban a tomar todos los resguardos necesarios para evitar el contagio. Bastaron semanas para llegar a una Fase 5, lo que significaba, que había personas contagiadas en nuestro territorio y no existía forma de saber cómo, cuándo y dónde se habían contagiado.

Frente a ellos se toman las primeras medidas, lo que significó educar a la población en el uso de alcohol gel, lavado de manos y la polémica utilización de mascarillas. Por cerca de seis meses en nuestra región hubo un bajo índice de contagio, a diferencia de las demás regiones del país. Esto se mantuvo inclusive, a pesar de ser vecinos de la Región de los Lagos, en donde los casos aumentaron de manera drástica, principalmente en las ciudades del Osorno y Puerto Montt.

Incorporar estos elementos a nuestra cotidianidad significó para cada uno de nosotros un acto de cuidado de nuestros vecinos, a lo que tuvimos que acostumbrarnos. Para ese entonces no ver la boca de las personas que caminaban o se sentaba a nuestro lado ya se volvía algo habitual.

Es así como ocurre un hecho que ya no se pudo evitar más. Distintas comunas de la Región de Los Ríos empiezan a entrar en cuarentena. La cuarentena se utiliza como estrategia sanitaria para evitar el rápido contagio de una enfermedad, y así impedir que colapse el sistema de salud, al que acuden también personas con otras enfermedades. Sin embargo, dicha cuarentena comienza a extenderse en el tiempo más allá de los catorce días. Esto genera graves problemas en la salud emocional de las personas, que no estaban habituadas a pasar tanto tiempo en un solo lugar, produciendo sentimientos de agobio, estrés y preocupación.

Chucaos libres, chucaos enjaulados. 

Así, como los cuerpos de los habitantes de la Región de Los Ríos estaban acostumbrados a interactuar con el ambiente y la naturaleza, se ven en este momento encerradas entre cuatro paredes, lo que el organismo comienza a desconocer, generando síntomas como son los trastornos de sueño, falta de ánimo para realizar actividades o trabajar, sumado a la nueva modalidad que se comienza a implementar de manera precaria en los distintos rubros, mediante el denominado “teletrabajo”. Aumentan también la cantidad de discusiones y conflictos entre los otros integrantes de la familia, dado que cada uno posee sus propias necesidades, las que son difíciles de solucionar cuando se pasa demasiado tiempo en interacción.

A esto hay que sumar la información confusa que entregan las autoridades y la información sin filtro que comenzamos a consumir mediante redes sociales.

La situación se prolonga, agravando el pronóstico debido a que comienzan a producirse problemas económicos y sociales entre nuestros vecinos.

Un paso adelante, tres hacia atrás. 

Es así como el Gobierno genera un plan a puertas cerradas llamado Paso a Paso. Dicho programa se prueba de manera experimental en nuestra región, coronado el proyecto con una postal en donde nuestras autoridades comparten un café sin mascarillas en un restaurant. Esto es el comienzo del aumento progresivo de los casos en la zona.

Aniversario. 

Estamos próximos a cumplir un año desde que comienza la pandemia en nuestro país y la situación no ha hecho más que agravarse. Vivimos lo que llaman “la segunda ola” de contagios, además de iniciar el proceso de vacunación a los grupos de riesgo. ¿Cuál es el panorama para nosotros?

La vacunación si bien ayudará a combatir el virus, no asegura que continuemos siendo agentes de contagio. El alto índice de contagios actual amenaza con seguir colapsando el sistema de salud.

Estamos próximos al retorno a clases, escenario en el cual nuestras familias tendrán que decidir si exponer a sus hijos a ir de manera presencial o continuar en un proceso académico de emergencia vía remota, el que han sacado adelante los distintos establecimientos educacionales, con los medios que pudieron encontrar.

El panorama continuará siendo adverso y, lamento decir, que muchos de los recursos que nos ayudarán a transitar esta crisis se encuentran en nosotros, nuestras familias y nuestros vecinos.

Sonará crítico, pero es una realidad, ya que la respuesta de parte del gobierno para afrontar los problemas emocionales y psíquicos de la población se limitó a ofrecer un sistema de tele atención telefónica llamado “Saludablemente”, sin la consideración de que muchos de nuestros habitantes no cuentan con acceso a redes.

Una vez más será el espíritu colaborativo y comunitario los principales sostenes frente a la evolución de esta pandemia y, como esta Tierra nos ha enseñado: después de la tormenta, nace la vida.

 

Freddy Sandoval González, Psicólogo

 

 

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